Para ser Bombero se necesita más que fuerza bruta y agallas de acero. Se requiere estudiar duro, aprobar exámenes teóricos y prácticos. Y disponer de una entrega desmesurada de tiempo y corazón.
Un buen Bombero Voluntario mantiene la calma en momentos de urgencia, asiste en la emergencia, trabaja en equipo, sabe de camaradería, se capacita constantemente, utiliza su iniciativa para resolver problemas, sabe seguir instrucciones, se adapta rápido a los cambios, se compromete con su formación bomberil, tiene entre sus dones la empatía, la voluntad y el sacrificio como bandera de sus actos.
Tenemos el agrado de presentarles a todos los que se alistaron, pasaron las pruebas, y hoy con mucho orgullo dejan de ser aspirantes para convertirse en Bomberos Voluntarios.
¡GRACIAS INSTRUCTORES! Hoy damos gracias a todos ustedes, que con tanta dedicación, vocación y espíritu de servicio logran enseñar, desde lo teórico hasta su experiencia personal.
Gracias por incentivar el avance y la transversalidad.
Gracias por hacer de la seguridad del bombero un estilo de vida.
Gracias por formar bomberos voluntarios de buen nivel.
Gracias por trabajar educando, impregnando es la humanidad sobre lo inexplicable de las urgencias y emergencias.
Y GRACIAS, POR FORMAR PARTE DE ESTA ACADEMIA.